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EL PERRO DEL HORTELANO. PILAR MIRÓ
Director: Pilar Miró
Intérpretes: Enma Suárez, Carmelo Gómez, Fernando Conde, Ana Duato, Miguel Rellán, Juan Gea, Maite Blasco, Blanca Portillo, Rafael Alonso.
Título en VO: El perro del hortelano
País: España Año: 1996.
Duración: 97 min.
Clasificación: Todos los públicos
Género: Comedia
Guión: Pilar Miró, Rafael Pérez Sierra
Producción: Enrique Cerezo
Montaje: Pablo G. del Amo
Fotografía: Javier Aguirresarobe
Música: José Nieto
- Género teatral: ¿en qué género teatral característico del barroco se inscribe esta obra?
- Obra en verso: ¿cuesta entender la obra por ser recitada en verso?, ¿consigue Pilar Miró llegar al público con un texto clásico, respetando el verso original de Lope de Vega?, ¿qué recursos utiliza para conseguirlo?
- Comentamos la ambientación: espacios (comedia palatina), vestuario, recreación de un ambiente palaciego del siglo XVII.
- Temas: conflicto amor/honor (ya desde el primer monólogo de la película), celos. El honor es un concepto fundamental en la sociedad barroca. Buscamos información al respecto.
- Las formas discursivas del teatro son el diálogo, el monólogo y el aparte. Analizamos los siguientes ejemplos:
- Comentamos el contenido de los textos. ¿Quiénes son los “interlocutores” en ambos monólogos?
- El segundo monólogo tiene una estructura métrica definida. Identificamos la composición poética.
- Comentamos algunas imágenes (mar/barco, cuerda, arco…)
- Comentamos el contenido: la actitud de Diana, la reacción de Teodoro, el bofetón…
- El aparte: seleccionamos varios ejemplos de apartes a medida que visionamos la película. ¿Qué función cumplen?
- La comicidad de la obra: comentamos los recursos empleados en el film para crear comicidad. Desde el propio personaje del “gracioso” Tristán, hasta recursos escénicos de Pilar Miró o pasajes del propio texto de Lope.
- El teatro barroco: identificamos en esta obra los rasgos característicos del teatro barroco (temas, personajes “tipo”, innovaciones introducidas por Lope en el Arte nuevo de hacer comedias.)
- ¿Cómo se resuelve el conflicto de la obra?, ¿cómo consiguen salvar la diferencia de clase social?, ¿qué te parece este final? (nobleza de cuna/nobleza de virtudes).
- El monólogo: minuto 39:25. Monólogo de Teodoro mientras contempla a Diana (voz en off):
Nuevo pensamiento míoos hace a vos subir tanto.
que el estar tan bajo yo
donde el amor os subió,
y de la altura me espanto
desvanecido en el viento,
que con ser mi pensamiento
de veros volar me río,
parad, detened el brío,
que os detengo y os provoco,
porque si el intento es loco
de los dos lo mismo escucho,
aunque donde el premio es mucho,
el atrevimiento es poco.
Y si por disculpa dais
que es infinito el que espero,
averigüemos primero, pensamiento,
en qué os fundáis.
¿Vos a quien servís amáis?
Diréis que ocasión tenéis
si a vuestros ojos creéis;
pues, pensamiento, decildes
que sobre pajas humildes
torres de diamante hacéis.
Si no me sucede bien,
quiero culparos a vos,
mas teniéndola los dos,
no es justo que culpa os den;
que podréis decir también
cuando del alma os levanto,
- Minuto 1:02:14. Monólogo de Diana:
¿Qué me quieres, amor? ¿Ya no tenía
olvidado a Teodoro? ¿Qué me quieres?
Pero responderás que tú no eres,
sino tu sombra, que detrás venía.
¡Oh celos! ¿Qué no hará vuestra porfía?
Malos letrados sois con las mujeres,
pues jamás os pidieron pareceres
que pudiese el honor guardarse un día.
Yo quiero a un hombre bien, mas se me acuerdaque yo soy mar y que es humilde barco,
y que es contra razón que el mar se pierda.
En gran peligro, amor, el alma embarco,
mas si tanto el honor tira la cuerda,por Dios, que temo que se rompa el arco
- El diálogo: minuto 01:04:10. Diálogo entre Diana y Teodoro:
TEODORO.
¿Llamábasme?
DIANA.
Bien ha hecho
ese necio en irse agora.
TEODORO.
Un hora he estado leyendo
tu papel, y bien mirado,
señora, tu pensamiento,
hallo que mi cobardía
procede de tu respeto;
pero que ya soy culpado
en tenerle, como necio,
a tus muchas diligencias,
y así, a decir me resuelvo
que te quiero, y que es disculpa
que con respeto te quiero.
Temblando estoy, no te espantes.
DIANA.
Teodoro, yo te lo creo.
¿Por qué no me has de querer,
si soy tu señora y tengo
tu voluntad obligada,
pues te estimo y favorezco
más que a los otros criados?
TEODORO.
Ese lenguaje no entiendo.
DIANA.
No hay más que entender, Teodoro,
ni pasar el pensamiento
un átomo desta raya.
Enfrena cualquier deseo;
que de una mujer, Teodoro,
tan principal, y más, siendo
tus méritos tan humildes,
basta un favor muy pequeño
para que toda la vida
vivas honrado y contento.
TEODORO.
Cierto que vuseñoría
(perdóneme si me atrevo)
tiene en el juicio a veces,
que no en el entendimiento,
mil lúcidos intervalos.
¿Para qué puede ser bueno
haberme dado esperanzas
que en tal estado me han puesto,
pues del peso de mis dichas
caí, como sabe, enfermo
casi un mes en una cama
luego que tratamos desto,
si cuando ve que me enfrío
se abrasa de vivo fuego,
y cuando ve que me abraso,
se hiela de puro hielo?
Dejárame con Marcela.
Mas viénele bien el cuento
del Perro del Hortelano.
No quiere, abrasada en celos,
que me case con Marcela;
y en viendo que no la quiero,
vuelve a quitarme el juicio,
y a despertarme si duermo;
pues coma o deje comer,
porque yo no me sustento
de esperanzas tan cansadas;
que si no, desde aquí vuelvo
a querer donde me quieren.
DIANA.
Eso no, Teodoro, advierto
que Marcela no ha de ser.
En otro cualquier sujeto
pon los ojos; que en Marcela
no hay remedio.
TEODORO.
¿No hay remedio?
Pues ¿quiere vuseñoría
que, si me quiere y la quiero,
han de aprobar voluntades?
¿Tengo yo de tener puesto,
adonde no tengo gusto,
mi gusto por el ajeno?
Yo adoro a Marcela y ella
me adora, y es muy honesto
este amor.
DIANA.
¡Pícaro infame!
Haré yo que os maten luego.
TEODORO.
¿Qué hace vuseñoría?
DIANA.
Daros, por sucio y grosero,
estos bofetones.