• SHAKESPEARE. EL REY LEAR.

    ACTO I. ESCENA I.

    LEAR.-Ahora, nos vamos a manifestar nuestras más secretas resoluciones. A ver, el mapa de mis dominios. Sabed que hemos dividido nuestro reino en tres partes. De los motivos que a ello nos deciden, el primero es aliviar nuestra, vejez del peso de las tareas y negocios públicos, para asentarlo en hombros más jóvenes y robustos, y así, aligerados de tan onerosa carga, caminar sosegados hacia nuestra tumba. Cornouailles, hijo querido, y vos, duque de Albania, que no amáis menos a vuestro padre, nuestra firme voluntad es asignar públicamente en este día a cada una de nuestras hijas su dote, a fin de prevenir con ello todos los debates futuros. Los príncipes de Francia y de Borgoña, rivales ilustres en la conquista de nuestra hija menor, han permanecido largo tiempo en nuestra corte, donde el amor los retiene: hay que contestar a sus peticiones. Hablad, hijas mías: ya que hemos re- suelto abdicar en este instante las riendas del gobierno, entregando en vuestras manos los derechos de nuestros dominios y los negocios de estado decidme cuál de vosotras ama más a su padre. Nuestra benevolencia prodigará sus más ricos dones a aquella cuya gratitud y bondadoso natural más los merezcan. Vos, Goneril, primogénita nuestra, con- testad la primera.

    GONERIL-Yo os amo, Señor, más tiernamente que a la luz, al espacio y a la libertad, muchísimo más que todas las riquezas y preciosidades del mundo. Os amo tanto, cuanto se puede amar, la vida, la salud, la belleza, y todos los honores y los dones todos; tanto, cuanto jamás hija amó a su padre; en fin con un amor que la voz y las palabras no aciertan a explicar.

    CORDELIA (aparte.)-¿Qué hará Cordelia? Amar y callar.

    LEAR.-Te hacemos soberana de todo este re- cinto, desde esta línea hasta ese límite, con todo cuanto encierra, frondosos bosques, y vasallos que los pueblan. Sean tu dote y herencia perpetua de los hijos que nazcan de ti y del duque de Albania. ¿Qué contesta nuestra segunda hija, nuestra querida Regan, esposa de Cornouailles?

    REGAN.-Formada estoy de los mismos elementos que mi hermana, y mido mi afecto por el su- yo, en la sinceridad de mi corazón, Ha definido, con verdad, el amor que os profeso, padre mío. Pero aún quedó corta, pues yo me declaro enemiga de todos los placeres             que la vista, el oído, el gusto y el olfato pueden dar, y sólo cifro mi felicidad en un sentimiento único: el tierno amor que por vos siento.

    CORDELIA (aparte.)-¿Qué te queda pues, pobre Cordelia? ¿Pobre? No; estoy segura que mi corazón siente más amor del que mis labios pueden expresar.

    LEAR.-Tú y tu posteridad, recibid en dote hereditario esta vasta porción de mi reino; no cede en extensión, en valor, ni en atractivo a la que he do- nado a Goneril. Ahora, Cordelia, tú que hiciste sentir a tu padre el postrero, aunque no el más tierno transporte de gozo, tú cuyo amor buscan ambicionan los viñedos de Francia y el néctar de Borgoña ¿qué vas a contestar para recoger tercer lote, más rico aún que de tus hermanas? Habla.

    CORDELIA.-Nada, señor. LEAR.-¿Nada? CORDELIA.-Nada. LEAR.-De nada sólo puede nada. Habla de nuevo. CORDELIA.-Desgraciada de mí, que no puedo

    elevar mi corazón hasta mis labios. Amo a vuestra majestad tanto como debo, ni más menos.

    LEAR.- ¿Cómo, cómo Cordelia? Rectifica tu respuesta, si no quieres perder tu fortuna.

    CORDELIA.-Vos, padre mío, me disteis la vida, me habéis nutrido y me habéis amado. Yo, por mi parte, os correspondo, tributándoos todos los sentimientos y toda la gratitud que el deber me impone; os soy sumisa, os amo y os respeto sin reserva. Mas ¿por qué mis hermanas tienen maridos, si dicen que es vuestro todo su amor? Tal vez cuando yo me ca- se, el esposo que reciba mi fe obtendrá con ella la mitad de mi ternura, la mitad de mis cuidados y la mitad de mis deberes; de seguro, jamás me casaré como mis hermanas para dar a mi padre todo mi amor.

    LEAR.-¿Está de acuerdo tu corazón con tus palabras?

    CORDELIA.-Sí, padre mío. LEAR.-¡Cómo! ¡tan joven y tan poco tierna! CORDELIA.-Tan joven y tan franca, señor. LEAR.-¡Está bien! Quédate con la verdad por

    dote; pues, por los sagrados rayos del sol, por los sombríos misterios de Hécate y de la noche, por todas las influencias de esos globos celestes que nos dan vida o nos matan, abjuro desde ahora todos mis sentimientos naturales, rompo todos los lazos de la naturaleza y de la sangre y te destierro para siempre de mi corazón.

    EL CONDE DE KENT.-Mi buen soberano…

    LEAR.-Callaos, Kent. No os coloquéis entre el león y su furor. La amé con ternura y esperaba con- fiar el reposo de mis ancianos días a los cuidados de su cariño. (A Cordelia.) Sal, y aléjate de mí presencia. Que venga el príncipe de Francia y… ¿no se me obedece?… y el duque de Borgoña. Vos, Cornouailles, y vos, duque de Albania, repartíos el tercer lote, añadiéndole al dote de mis otras dos hijas. Sírvala a ella de esposo el orgullo que nos vende como ingenuidad. Os invisto a entrambos de mi poder, de mi soberanía y de todas las prerrogativas anejas a la majestad. Nos y cien caballeros que reservamos para nuestra guardia y que se alimentarán a vuestras expensas, viviremos alternativamente en vuestras dos cortes, cambiando cada mes de residencia. Para mí sólo conservo el nombre de rey, los honores a él inherentes; la autoridad, las rentas y la administración del imperio, vuestras son, hijos míos, y para rectificar este contrato, tomad mi corona (se la entrega) y repartíosla.

    EL CONDE DE KENT.-Augusto Lear, vos, a quien siempre honré como a rey, a quien siempre amó como a padre, y a quien siempre seguí como a señor: vos, a quien en mis preces he implorado siempre como a mi ángel tutelar…

    LEAR.-Armado está el arco y tendida la cuerda; evitad la flecha.

    EL CONDE DE KENT.-Caiga sobre mí; aun cuando su punta me atraviese el corazón. Kent no olvida las conveniencias cuando su rey delira. Anciano ¿qué pretendes? ¿esperas que el miedo imponga silencio al deber, cuando, seducido por vanas palabras, inmolas tu poder a la lisonja? El honor debe la verdad a los reyes, cuando la majestad cae en demencia. Guarda tu soberanía. Enmienda, con más maduro juicio, tu monstruosa imprudencia. Te aseguro, bajo mi fe, que tu hija menor no es la que menos te ama; un timbre de voz tímido y modesto no es, ordinariamente, eco de un corazón vacío e insensible.

    LEAR.-Kent, por tu vida, no prosigas.

    EL CONDE DE KENT.-Nunca estimé mi vida sino como una prenda consignada por ti contra tus enemigos, ni nunca temeré perderla cuando en ello se interese tu seguridad.

    LEAR.-¡Aparta de mi vista!

    EL CONDE DE KENT.-Reflexiónalo bien, Lear; sufre en tu presencia a un hombre veraz.

    LEAR.-¡Por Apolo!

    EL CONDE DE KENT.-¡Por Apolo, ah rey! ¡en vano juras por tus dioses!

    LEAR (echando mano a la espada.)¡Vasallo! ¡infiel!

    LOS DUQUES DE CORNOAUILLES Y DE ALBANIA.-¡Deteneos, señor!

    EL CONDE DE KENT.-Da, si quieres, la muerte a tu médico; pero al menos emplea en curar tu mal funesto el salario que le hubieses dado. Revoca tu decreto de partición, o mientras mis labios puedan articular una palabra, diré que obras mal.

    LEAR.-Escucha, rebelde. Has intentado hacer- nos violar nuestro juramento, a lo cual nunca nos habíamos atrevido. Cediendo a un obstinado orgullo, has procurado interponerte entre nuestro decreto y su ejecución. Nuestro carácter y nuestro rango no pueden tolerar el primero de estos excesos, ni todo nuestro poder lograría legitimar el segundo. Recibe tu salario, pues. Te concedemos provisiones para que te alimentes durante cinco dí- as, pero al sexto habrás de salir de nuestro reino, y si el décimo día tu cuerpo se encontrase en el re- cinto de nuestros dominios, será aquel momento el de tu muerte. Huye. ¡Por Júpiter! no esperes que revoque mi sentencia.

    EL CONDE DE KENT.-¡Sé feliz, oh rey adiós! Ya que así quieres portarte, la libertad está lejos de tu presencia, y a tu lado el destierro. (A Cordelia) Joven, ¡protéjante, los dioses, ya que piensas con justicia y hablas con cordura! (A Regan y a Goneril) Y vosotras ¡ojalá vuestras acciones respondan al énfasis de vuestros discursos, y vuestras protestas de ternura queden justificadas por los efectos! De esta suerte ¡oh príncipes! se despide de vosotros Kent, transportando su vejez a nueva patria y entregándose, en su edad, a nuevas costumbres. (Sale.)(Entra el conde de Glocester con el rey de Francia, el duque de Borgoña y su séquito.)

    • Este fragmento pertenece al primer acto de la obra, constituye el planteamiento, el inicio del conflicto. Comentamos las intervenciones de los personajes principales: el rey Lear, las tres hijas y Kent.
    • ¿Qué destaca de la actitud de Cordelia?, ¿qué valor representa frente a sus hermanas?
    • En este fragmento se pone de manifiesto la importancia de la palabra frente al acto: ¿en qué sentido?, ¿qué opinas sobre el uso y el poder de la palabra?
    • Kent representa la fidelidad. ¿Cómo es su actitud?, ¿cómo reacciona ante la decisión del rey Lear?
    • Argumento:

      El Rey Lear, ya muy viejo, decide dejar la dirección de su reino a sus tres hijas, con el fin de poder vivir tranquilo sus últimos días; para ello las somete a prueba. Sin embargo, pronto se sentirá amenazado por ellas al verse absolutamente abandonado. Sólo algunos fieles al rey intentarán devolver el reino a su antiguo propietario. La obra describe las consecuencias de la irresponsabilidad y los errores de juicio de Lear, dominador de la antigua Bretaña, y de su consejero, el duque de Gloucester.. El trágico final llega como resultado de entregar el poder a sus hijas malvadas por partes iguales y no a Cordelia, quien manifiesta un amor capaz de redimir el mal por el bien; sin embargo ella muere al final, brindando la idea de que el mal no se destruye a sí mismo; no obstante acaece el funesto destino de las hermanas de Cordelia y del oportunista hijo bastardo del conde de Gloucester. (www.wikipedia.com)

    ACTO IV. ESCENA VI.

    LEAR.-¡Cómo! ¿estás loco? ¿Puede un hombre ver, sin ojos, cómo anda el mundo? Sin duda ves con las orejas. Mira a aquel juez que se está riendo del crimen de ese ladrón; presta el oído. La justicia es un juego donde se cambia de sitio y de mano: ¿quién es el juez? ¿quién el ladrón? ¿Has visto al perro del hortelano ladrar a los mendigos?

    EL CONDE DE GLOCESTER-Sí, señor.

    LEAR.-¿Y a los mendigos huir del perro? Pues bien; ahí tienes la imagen sensible de la autoridad; en la magistratura se obedece al perro Preboste sin pudor; retén tu mano sanguinaria; ¿por qué golpea a esa prostituta? Registra tu conciencia: ¿no cometiste tú mismo con ella el crimen que ahora castigas? El usurero hace ahorcar a falsario. Los pequeños vicios traslucen a través de los andrajos de la miseria; mas las finísimas pieles y los trajes de seda lo ocultan todo. Dale al vicio un broquel de oro y la espada de la justicia se quebrará contra él, sin mellarlo pero cubre su broquel con andrajos y un pigmeo lo atravesará con una simple paja. Nadie, os digo nadie obra mal. Le perdono. Amigo, recibe el perdón de mí, que tengo el poder de cerrar la boca de la justicia. Ponte los anteojos y como hábil político, finge ver lo que no ves. ¡Ea! ¡aprisa, aprisa ¡sacadme las botas! ¡bien! ¡bravo!

    EDGARDO.-¡Cómo andan aquí mezclados la extravagancia y el buen sentido! ¡cuánta razón en la locura!

    • El rey Lear, en medio de un brote de locura, hace su aparición en escena con una corona de flores silvestres. El conde de Gloucester, que ha perdido los ojos por la traición de su hijo bastardo, reconoce al rey Lear por su voz. Analizamos las palabras del rey Lear: ¿qué os parecen?
    • “Ponte los anteojos y como hábil político, finge ver lo que no ves”. Analizamos esta frase: ¿estáis de acuerdo con lo que plantea?
    • Comparamos la actitud inicial del rey Lear, en el primer acto, con la reflejada en esta escena VI del acto IV. ¿En qué ha variado?, ¿qué le ha hecho sufrir esa transformación?
    • Investigamos sobre Shakespeare: (aquí adjuntamos una breve reseña).

      Poeta y autor teatral inglés, considerado generalmente como uno de los mejores dramaturgos de la literatura universal.
      Hasta el siglo XVIII, Shakespeare fue considerado únicamente como un genio difícil. Del siglo XIX en adelante, sus obras han recibido el reconocimiento que merecen en el mundo entero. Casi todas sus obras continúan hoy representándose y son fuente de inspiración para numerosos experimentos teatrales, pues comunican un profundo conocimiento de la naturaleza humana, ejemplificado en la perfecta caracterización de sus variadísimos personajes. Su habilidad en el uso del lenguaje poético y de los recursos dramáticos, capaz de crear una unidad estética a partir de una multiplicidad de expresiones y acciones, no tiene par dentro de la literatura universal. (www.epdlp.com)

    • Shakespeare se inscribe en el barroco inglés. Buscamos información sobre el barroco en literatura:

      El barroco es un movimiento artístico y cultural dominante en el siglo XVII caracterizado por una evolución de las ideas y los aspectos temáticos y formales del Renacimiento. La visión neoplatónica e idealista del mundo renacentista entra en crisis, se hace compleja, conflictiva y contradictoria. Los recursos formales se intensifican en la búsqueda de nuevos caminos para la expresión artística.
      En este siglo XVII en que aparece el movimiento barroco se intensifican los tópicos que ya venían dándose en el Renacimiento, pero en especial los más negativos: fugacidad de la vida, rapidez con que el tiempo huye, desaparición de los goces, complejidad del mundo que rodea al hombre, etc. (www.wikipedia.com)

    • ¿En qué sentido el Rey Lear es una obra barroca?
    • ¿Cuál es en España la figura central del teatro barroco? Recordamos a Lope, su Arte nuevo de hacer comedias y su extensa producción teatral.

    MOLIÈRE. EL TARTUFO

    ARGUMENTO:

    “Orgón es un personaje bastante importante que ha caído bajo la influencia de Tartufo (Tartuffe es el nombre dado a la trufa u hongo escondido bajo tierra), un hipócrita beaturrón, que además es bastante torpe. De hecho, los únicos que no se han dado cuenta de la verdadera naturaleza de Tartufo son Orgón y su madre. El mediocre y ladino Tartufo exagera la devoción y ha llegado a ser el director espiritual de Orgón. Este aventurero está tratando, además, de casarse con la hija de su benefactor, al tiempo que trata de seducir a la segunda esposa de éste, Elmira, mucho más joven que su marido. Una vez desenmascarado, tratará de aprovecharse de unas donaciones (firmadas) que Orgón le ha transmitido para tratar de echar a éste de su propia casa. Va incluso ante el rey, pero éste, recordando los antiguos servicios que Orgón le prestó, anula dichos papeles y hace que Tartufo sea detenido.” (www.wikipedia.com)

    ESCENA IV.

    Orgón. Buenos días, hermano

    Cleanto. Ya me iba, y me alegra veros de regreso: poco florido está el campo en este tiempo.

    Orgón (a Cleanto). Dorina… Aguardad, cuñado, os lo ruego. Para quedar tranquilo, dejadme que me informe de las nuevas de aquí (A Dorina). ¿Han ido bien las cosas estos días? ¿Qué hay por aquí? ¿Qué tal la gente?

    Dorina. Anteayer estuvo la señora con fiebre hasta la noche. Y tuvo una jaqueca que no podéis figurar.

    Orgón. ¿Y Tartufo?

    Dorina. ¿Tartufo? Como una rosa; grueso y gordo, la tez fresca y la boca roja.

    Orgón. ¡Pobrecillo!

    Dorina. Cenó solo delante de ella, y con la mayor devoción se comió un par de perdices y media pierna de cordero picada.

    Orgón. ¡Pobrecillo!

    Dorina. En toda la noche no pudo cerrar los ojos. No la dejaban dormir unos calores que le dieron y tuvimos que estar a su lado velándola hasta el amanecer.

    Orgón. ¿Y Tartufo?

    Dorina. Incitado por un dulce sueño, entróse en su aposento saliendo de la mesa y al punto se metió en la cama calientita; y, sin que le molestara nada, durmió hasta la mañana.

    Orgón. ¡Pobrecillo!

    Dorina. A la postre, vencida por nuestras razones, decidióse a sufrir la sangría, con lo que se sintió aliviada en el acto.

    Orgón. ¿Y Tartufo?

    Dorina. Despertó animoso, como es natural; y, después de fortalecer el alma contra todos los males, se tomó cuatro larguísimos tragos de vino en el desayuno, para compensar la sangre que había perdido la señora.

    Orgón. ¡Pobrecillo!

    Dorina. En fin, los dos están ya bien. Y, antes que subáis, voy a a anunciar a mi señora vuestro vivo interés por su convalecencia.

    • El carácter satírico y paródico de este fragmento es evidente. ¿Qué recursos utiliza el autor? Señalamos las frases donde se refleja esa ironía.
    • Con Orgón el autor recrea a un personaje cómico, ridículo. ¿Qué revelan estas líneas de su personalidad?
    • Molière en esta obra critica la hipocresía de los falsos devotos. ¿Cuál crees que es el alcance de esta crítica?, ¿se ciñe a la falsa religiosidad o quizás adquiera un sentido más amplio?
    • Investigamos sobre Molière y su obra:

      Seudónimo de Jean Baptiste Poquelin, dramaturgo y actor francés. Sus caracteres cómicos resultan familiares a todos los aficionados al teatro, pues sus obras se siguen representando y han sido traducidas a numerosas lenguas. […]
      Las sátiras de Molière, dirigidas contra las convenciones sociales y las debilidades de la naturaleza humana, son, como retrato de la sociedad francesa de la época, más fieles que los dramas de sus contemporáneos Pierre Corneille y Jean Baptiste Racine. Pese a que sus estereotipos y argumentos se inspiraron en tradiciones más antiguas —en las comedias de Aristófanes, Terencio y Plauto, y en la commedia dell’arte italiana— Molière confirió profundidad psicológica a sus demagogos, avaros, amantes, hipócritas, cornudos y escaladores sociales. Pese a ser un maestro de la bufonada, logró mantener un tono de patetismo. (www.epdlp.com)

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