• Acuérdate de mí

    Llora en silencio mi alma solitaria,

    excepto cuando está mi corazón

    unido al tuyo en celestial alianza

    de mutuo suspirar y mutuo amor.

    Es la llama de mi alma cual lumbrera,

    que brilla en el recinto sepulcral:

    casi extinta, invisible, pero eterna…

    ni la muerte la puede aniquilar.

    ¡Acuérdate de mí!… Cerca a mi tumba

    no pases, no, sin darme una oración;

    para mi alma no habrá mayor tortura

    que el saber que olvidaste mi dolor.

    Oye mi última voz. No es un delito

    rogar por los que fueron. Yo jamás

    te pedí nada: al expirar te exijo

    que vengas a mi tumba a sollozar.

    Lord Byron

    • Identificamos el tema principal del poema.
    • Identificamos elementos propios del romanticismo.
    • ¿Qué concepción del amor se refleja en estos versos?
    • ¿En qué estado anímico se encuentra el poeta?
    • Comentamos el estilo y los recursos literarios.
    • Investigamos sobre Lord Byron:

      Poeta inglés, uno de los escritores más versátiles e importantes del Romanticismo. […]
      La publicación en 1812 de los dos primeros cantos de Childe Harold, poema que narra sus viajes por Europa, le llevó a la fama. El héroe del poema, Childe Harold, fue el primer ejemplo de lo que llegaría a conocerse como el héroe byroniano: un joven de emociones tormentosas que rechaza la humanidad y vaga por la vida bajo el peso de un sentimiento de culpa causado por misteriosos pecados del pasado. Este héroe byroniano, inspirado en la vida y personalidad del autor, es el mismo estereotipo que se repetiría en sus poemas narrativos de los dos años siguientes, El infiel (1813), La novia de Abydos (1813), El corsario (1814) y Lara (1814). En 1815, año en que publicó Melodías hebreas, se casó con Anna Isabella Milbanke, que tras dar a luz a la única hija legítima del poeta, Augusta Ada, le abandonó. En 1816, acordó la separación legal de su esposa. Los rumores sobre sus relaciones incestuosas con su hermanastra Augusta y las dudas sobre su cordura provocaron su ostracismo social. Amargado profundamente, Byron abandonó Inglaterra en 1816 y nunca volvió.
      En Génova vivió con los Shelley y Claire Clairmont, escribió el tercer canto de Childe Harold y el poema narrativo El prisionero de Chillon (1816). De 1816 a 1819 estableció su residencia en Venecia, donde escribió el drama en verso Manfred (1817), que originó su correspondencia con Goethe, los dos primeros cantos de Don Juan (1818-1819) y el cuarto y último canto de Childe Harold (1818). También escribió allí Beppo (1818), un poema satírico escrito en octava rima (estrofa de ocho versos de once o doce sílabas), el mismo estilo que escogió y desarrolló por completo en Don Juan. Durante dos años viajó por Italia hasta que en 1821 se instaló en Pisa. Allí escribió los dramas en verso Caín y Sardanápalo y los poemas narrativos Mazeppa y La isla. En 1822 fundó en Pisa la revista The Liberal con los poetas Percy Bysshe Shelley y Leigh Hunt, pero la muerte de Shelley aquel mismo año y una pelea con Hunt puso fin a esta empresa cuando sólo habían publicado tres ejemplares. También entabló una polémica literaria con el poeta Robert Southey, que había atacado su Don Juan en el prefacio de su libro Una visión del juicio final. En su respuesta, Byron mostró su habilidad como satírico componiendo un devastador ataque, en el estilo de Una visión del juicio final, al elogio que Southey escribió a la muerte de Jorge III. Don Juan, poema heroicoburlesco de 16 cantos, supone una sátira brillante sobre la sociedad inglesa de la época. Considerada por muchos como su mejor obra, la terminó en 1823. (www.eldlp.com)

    Oda a una urna griega (fragmento)

    ¡Ática imagen! ¡Bella actitud, marmórea estirpe

    de hombres y de doncellas cincelada,

    con ramas de floresta y pisoteadas hierbas!

    ¡Tú, silenciosa forma, tu enigma nuestro pensar excede

    como la Eternidad! ¡Oh fría Pastoral!

    Cuando a nuestra generación destruya el tiempo

    tú permanecerás, entre penas distintas

    de las nuestras, amiga de los hombres, diciendo:

    «La belleza es verdad y la verdad belleza»… Nada más

    se sabe en esta tierra y no más hace falta.

    John Keats

    • Nos fijamos en el título del poema, ¿por qué Keats habrá escogido una urna griega como destinataria de su oda?
    • Podemos estructurar claramente estos versos finales de la oda en dos partes. Analizamos el contenido de cada una de ellas y nos fijamos en los aspectos formales que marcan esa separación.
    • ¿Cuál es el tema del poema?
    • Analizamos esta frase: “La belleza es verdad y la verdad belleza”
    • ¿Qué es para ti la belleza?, ¿qué hace que algo o alguien sea bello?, ¿es importante la belleza?, ¿dónde encontramos belleza?…
    • ¿En qué sentido es un poema romántico?
    • Investigamos sobre John Keats:

      Poeta inglés, uno los más sugerentes y de mayor talento del siglo XIX y figura carismática del romanticismo. […]
      Ya había escrito una traducción de la Eneida y de algunos poemas de Virgilio cuando en 1816 publicó sus primeros sonetos, ‘Oh, soledad si pudiera morar contigo’ y ‘Al examinar por primera vez la traducción de Homero hecha por Chapman’, inspirado en la lectura de la Iliada y la Odisea traducidas por George Chapman en el siglo XVII. Ambos poemas aparecieron en la revista Examiner, editada por el ensayista y poeta Leigh Hunt, uno de los defensores del romanticismo en la literatura inglesa. Hunt presentó a Keats a un círculo de figuras literarias entre las que se encontraba el poeta Percy Bysshe Shelley, cuya influencia le permitió publicar su primer libro, Poemas de John Keats (1817). Los poemas principales del libro son los sonetos sobre el Homero de Chapman, ‘A quien ha estado mucho tiempo en la ciudad de Pent’, ‘Me puse de puntillas en la cima de una colina’ y ‘Sueño y poesía’, que defendían los principios del romanticismo tal y como los promulgó Hunt, atacando los practicados por Lord Byron. En su segundo libro, Endimión, que se publicó en 1818, adaptó el mito griego de Endimión y la diosa luna, para expresar la búsqueda en el mundo real de un amor ideal visto en los sueños. Dos de las revistas de crítica más importantes del momento, Quaterly Review y Blackwood’s Magazine, criticaron el libro y llamaron a los poetas románticos del círculo de Hunt, “Escuela de poesía de Cockney”. Blackwood’s declaró que Endimión era un poema sin sentido y recomendaba a Keats que dejara la poesía.
      En 1820 Keats enfermó de tuberculosis, enfermedad que pudo agravarse debido a la tensión emocional que le produjo su relación con Fanny Brawne, una joven de quien se enamoró apasionadamente y con quien se había comprometido en 1819. El periodo comprendido entre 1818 y 1820 fue de una gran creatividad. En julio de 1820 se publicó el tercero y mejor de sus libros de poesía, Lamia, Isabella, la víspera de santa Inés y otros poemas. Los tres poemas del título, espléndidos en su dicción y sus imágenes, abordan temas míticos y legendarios de la época antigua, medieval y renacentista. En el libro también aparece el poema inacabado ‘Hiperión’, una de sus mejores obras, que comprende la obra maestra lírica ‘Al otoño’ y tres odas consideradas entre las mejores de la lengua inglesa: ‘Oda a una urna griega’, ‘Oda a la melancolía’ y ‘Oda a un ruiseñor’, en las que se compara la naturaleza eterna y transcendental de los ideales con la fugacidad del mundo físico. (www.elpdlp.com)

    A sí mismo. Canto XXVIII

    Descansarás por siempre,

    cansado corazón. Murió el engaño

    que eterno yo creí. Murió. Bien siento

    que de amados engaños,

    no sólo la esperanza, el ansia ha muerto.

    Reposa ya. Bastante

    palpitaste. No valen cosa alguna

    tus afanes, ni es digna de suspiros

    la tierra. Aburrimiento

    es tan sólo la vida, y fango el mundo.

    Cálmate. Desespera

    por una vez. A nuestra especie el hado

    sólo nos dio el morir. Desprecia ahora

    a Natura, al indigno

    poder que, oculto, impera sobre el daño,

    y la infinita vanidad del todo.

    Giacomo Leopardi

    • Identificamos el tema y comentamos el contenido del poema.
    • ¿Cuál es el estado anímico del poeta?
    • Relacionamos este con el llamado “mal del siglo” del romanticismo.
    • Analizamos el léxico del poema, ¿qué significados, qué connotaciones predominan en el poema?
    • Investigamos sobre Leopardi:

      Poeta y erudito italiano, cuyos escritos se caracterizan por un profundo pesimismo, atemperado en algunos de sus poemas por una exquisita sensibilidad y una notable perfección formal. Nació en Recanati y su educación fue autodidacta. En sus comienzos como escritor, Leopardi atrajo la atención del público a través de su oda patriótica Agli italiani (1818), pero hoy en día es reconocido, en cambio, por ser el mayor poeta lírico de la Italia del siglo XIX. Uno de los primeros poemas de Leopardi fue La aproximación de la muerte (1816), un trabajo visionario cuya versificación asemeja la de la lírica medieval. En él, el autor expresa la solitaria desesperación de su desgraciada infancia. Y si un rechazo amoroso fue lo que inspiró uno de los más importantes poemas de su primera etapa, A Silvia, del mismo modo otro desafortunado amor constituyó el origen de algunos de los más tristes versos que escribió hacia el final de su vida. Su obra poética se encuentra recogida en I Canti (Cantos, 1831). Por otro lado, también escribió ensayos filosóficos, como Opúsculos morales (1827), un escrito en forma de diálogo en el que aparecen expuestas las ideas de Leopardi acerca de la desesperación. (www.elpdlp.com)

    • Después de la lectura y el análisis de estos tres poemas, recapitulamos las características principales de la poesía romántica. ¿Cómo es la poesía romántica?
    • Además de estas tres figuras primordiales de la poesía del romanticismo, destacan otros poetas como Hölderin, Novalis, Wordsworth, Coleridge, Shelley… Por grupos, seleccionamos un poema de uno de estos poetas románticos y lo analizamos para comentarlo con el resto del grupo.
    • El romanticismo en España: recordamos a figuras románticas como Espronceda, Bécquer, Rosalía de Castro.

    IV

    No digáis que agotado su tesoro,

    de asuntos falta, enmudeció la lira.

    Podrá no haber poetas, pero siempre

    habrá poesía.

    Mientras las ondas de la luz al beso

    palpiten encendidas,

    mientras el sol las desgarradas nubes

    de fuego y oro vista,

    mientras el aire en su regazo lleve

    perfumes y armonías,

    mientras haya en el mundo primavera,

    ¡habrá poesía!

    Mientras la ciencia a descubrir no alcance

    las fuentes de la vida,

    y en el mar o en el cielo haya un abismo

    que al cálculo resista,

    mientras la humanidad siempre avanzando

    no sepa a do camina,

    mientras haya un misterio para el hombre,

    ¡habrá poesía!

    Mientras se sienta que se ríe el alma,

    sin que los labios rían,

    mientras se llore, sin que el llanto acuda

    a nublar la pupila,

    mientras el corazón y la cabeza

    batallando prosigan,

    mientras haya esperanzas y recuerdos,

    ¡habrá poesía!

    Mientras haya unos ojos que reflejen

    los ojos que los miran,

    mientras responda el labio suspirando

    al labio que suspira,

    mientras sentirse puedan en un beso

    dos almas confundidas,

    mientras exista una mujer hermosa,

    ¡habrá poesía!


    LII

    Olas gigantes que os rompéis bramando

    en las playas desiertas y remotas,

    envuelto entre la sábana de espumas,

    ¡llevadme con vosotras!

    Ráfagas de huracán que arrebatáis

    del alto bosque las marchitas hojas,

    arrastrado en el ciego torbellino,

    ¡llevadme con vosotras!

    Nubes de tempestad que rompe el rayo

    y en fuego ornáis las desprendidas orlas,

    arrebatado entre la niebla oscura,

    ¡llevadme con vosotras!

    Llevadme por piedad a donde el vértigo

    con la razón me arranque la memoria.

    ¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme

    con mi dolor a solas!


    Canción del pirata

    Con diez cañones por banda,

    viento en popa a toda vela,

    no corta el mar, sino vuela,

    un velero bergantín;

    bajel pirata que llaman

    por su bravura el Temido

    en todo el mar conocido

    del uno al otro confín.

    La luna en el mar riela,

    en la lona gime el viento

    y alza en blando movimiento

    olas de plata y azul;

    y ve el capitán pirata,

    cantando alegre en la popa,

    Asia a un lado, al otro Europa,

    Y allá a su frente Estambul:

    -Navega, velero mío,

    sin temor

    que ni enemigo navío,

    ni tormenta, ni bonanza

    tu rumbo a torcer alcanza,

    ni a sujetar tu valor.

    Veinte presas

    hemos hecho

    a despecho

    del inglés

    y han rendido

    sus pendones

    cien naciones

    a mis pies.

    Que es mi barco mi tesoro,

    que es mi Dios la libertad;

    mi ley, la fuerza y el viento;

    mi única patria, la mar.

    Allá muevan feroz guerra

    ciegos reyes

    por un palmo más de tierra,

    que yo tengo aquí por mío

    cuanto abarca el mar bravío

    a quien nadie impuso leyes.

    Y no hay playa

    sea cualquiera,

    ni bandera

    de esplendor,

    que no sienta

    mi derecho

    y dé pecho

    a mi valor

    Que es mi barco mi tesoro,

    que es mi Dios la libertad;

    mi ley, la fuerza y el viento;

    mi única patria, la mar.

    A la voz de ¡barco viene!,

    es de ver

    cómo vira y se previene

    a todo trapo a escapar:

    que yo soy el rey del mar

    y mi furia es de temer.

    En las presas

    yo divido

    lo cogido

    por igual:

    sólo quiero

    por riqueza

    la belleza

    sin rival.

    Que es mi barco mi tesoro,

    que es mi Dios la libertad;

    mi ley, la fuerza y el viento;

    mi única patria, la mar.

    ¡Sentenciado estoy a muerte!

    Yo me río:

    no me abandone la suerte,

    y al mismo que me condena

    colgaré de alguna antena

    quizá en su propio navío.

    Y si caigo,

    ¿qué es la vida?

    Por perdida

    ya la di

    cuando el yugo

    del esclavo

    como un bravo sacudí.

    Que es mi barco mi tesoro,

    que es mi Dios la libertad;

    mi ley, la fuerza y el viento;

    mi única patria, la mar.

    Son mi música mejor

    aquilones,

    el estrépito y temblor

    de los cables sacudidos

    del negro mar los bramidos

    y el rugir de mis cañones.

    Y del trueno

    al son violento,

    y del viento,

    al rebramar,

    yo me duermo

    sosegado,

    arrullado

    por el mar.

    Que es mi barco mi tesoro,

    que es mi Dios la libertad;

    mi ley, la fuerza y el viento;

    mi única patria, la mar.


    Unha vez tiven un cravo

    Unha vez tiven un cravo

    cravado no corazón,

    i eu non me acordo xa se era aquel cravo

    de ouro, de ferro ou de amor.

    Soio sei que me fixo un mal tan fondo,

    que tanto me atormentóu,

    que eu día e noite sin cesar choraba

    cal choróu Madalena na Pasión.

    “Señor, que todo o podedes

    -pedínlle unha vez a Dios-,

    dáime valor para arrincar dun golpe

    cravo de tal condición”.

    E doumo Dios, arrinquéino.

    Mais…¿quén pensara…? Despois

    xa non sentín máis tormentos

    nin soupen qué era delor;

    soupen só que non sei qué me faltaba

    en donde o cravo faltóu,

    e seica…, seica tiven soidades

    daquela pena…¡Bon Dios!

    Este barro mortal que envolve o esprito

    ¡quén o entenderá, Señor!…

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